domingo, 10 de mayo de 2015

POESÍAS DE MIS COMPAÑEROS Y MIO.

AINHOA:

''Niño yuntero''

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

MIGUEL:

Miguel no la tiene puesta en su blog y no se cual es así que no puedo ponerla.

YO:

La flor del Naranjo (Azahar)

Frontera de lo puro, flor y fría.
Tu blancor de seis filos, complemento,
en el principal mundo, de tu aliento,
en un mundo resume un mediodía.
Astrólogo el ramaje en demasía,
de verde resultó jamás exento.
Ártica flor al sur: es necesario
tu desliz al buen curso del canario

MARTA:

El sol, la rosa y el niño

El sol, la rosa y el niño
flores de un día nacieron.
Los de cada día son
soles, flores, niños nuevos.

Maña no seré yo:
 otro será verdadero.
Y no seré nada más allá
de quien quiera su recuerdo.

Flor de un día lo más grande
al pie de los más pequeño.
Flor de la luz el relámpago
y flor del instante el tiempo.

Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.

ÁLVARO:

La granada

Sobre el patrón de vuestra risa media,
 reales alcancías de collares,
se recorta, velada, una tragedia
de aglomerados rojos, rojos, zares.
 Recomendable sangre, enciclopedia
de rubor, corazones, sin mollares
 con un tic-tac en plenilunio, abiertos,
 como revoluciones de los huertos.

SALOMÉ:

Ropas con su olor

Ropas con su olor
paños con su aroma.
Se alejó en su cuerpo
me dejó en sus ropas.

lecho sin calor,
sábana de sombra.
Se ausentó en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.

MANUEL:

EL PEZ MÁS VIEJO DEL RÍO

EL pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío.
Y el agua le sonreía.


Tan sombrío llegó a estar
(nada el agua le divierte)
que después de meditar,
tomó el camino del mar,
es decir, el de la muerte.

ANTONIO:

Mi poesía: EL NIÑO YUNTERO

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente

NIÑO

Rueda que irás muy lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre del día eres,
del tiempo y del espacio.

Niño: ala, rueda, torre,
pie, pluma, espuma, rayo.
Ser como nunca ser.
Alborear del pájaro.

Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.
El universo eres,
que gira esperanzado.

Pasión del movimiento:
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte
de sombra y luz, piafando.

Asciende, rueda, vuela,
creador del alba y mayo.
Alumbra. Ven. Y colma
el fondo de mis brazos.

SANDRA:

Dime desde allá abajo
la palabra te quiero.

¿Hablas bajo la tierra?

Hablo con el silencio.

¿Quieres bajo la tierra?

Bajo la tierra quiero
porque hacia donde corras
quiere correr mi cuerpo.

Ardo desde allí abajo
y alumbro tus recuerdos.

PILAR:

Pilar no la tiene puesta en su blog y no se cual es así que no puedo ponerla.

MIGUEL ÁNGEL:

Él  no la tiene puesta en su blog y no se cual es así que no puedo ponerla.

RAÚL:

Con dos años, dos flores

Con dos años, dos flores
cumples ahora.
Dos alondras llenando
toda tu aurora.
Niño radiante:
va mi sangre contigo
siempre adelante.

Sangre mía, adelante,
no retrocedas.
La luz rueda en el mundo, 
mientras tú ruedas.
Todo te mueve, 
 universo de un cuerpo 
dorado y leve.

Herramienta es tu risa,
luz que proclama 
la victoria del trigo 
sobre la grama.
Ríe. Contigo
 venceré siempre al tiempo
que es mi enemigo.

MARÍA:

ROSA DE ALMENDRA
Propósito de espuma y de ángel eres,
víctima de tu propio terciopelo,
que, sin temor a la impiedad del hielo,
de blanco naces y de verde mueres.

¿A qué pureza eterna te refieres
con tanta obstinación y tanto anhelo?....
¡Ah, sí!: tu flor apunta para el cielo
en donde está la flor de las mujeres.

¡Ay! ¿por qué has boquiabierto tu inocencia
en esta pecadora geografía,
párpado de la nieve, y tan temprano?

Todo tu alrededor es transparencia,
¡ay pura de una vez cordera fría,
que esquilará la helada por su mano!

DANIEL:

LAGARTO, mosca, grillo

LAGARTO, mosca, grillo, reptil, sapo, asquerosos

seres, para mi alma sois hermosos.

Porque Iris, señala

con su regio pincel,

vuestra sonora ala

y vuestra agreste piel.

Porque, por vuestra boca venenosa y satánica,

fluyen notas habidas en la siringa pánica.

Y porque todo es armonía y belleza

en la naturaleza.


LUCÍA:


NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha 
    cerrada y pobre:       
       escarcha de tus días       
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.






En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
,escarchada de azúcar
,cebolla y hambre.


Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuándo es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios relampaguea.


Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca coloreado.
¡Cuánto jilguerose
remonta, aletea,
desde tu cuerpo!


Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna, defendiendo la risa
pluma por pluma.


Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!


Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.


Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

RAMÓN:

(LA LLUVIA)


Ha enmudecido el campo, presintiendo la lluvia.
Reaparece en la tierra su primer abandono.
La alegría del cielo se desconsuela a veces,
sobre un pastor sediento.

Cuando la lluvia llama se remueven los muertos.
La tierra se hace un hoyo removido, oloroso.
Los árboles exhalan su último olor profundo
dispuestos a morirse.

DAVID:

EN CUCLILLAS ORDEÑO

En cuclillas ordeño
una cabrita y un sueño.

Glu, glu, glu,
hace la leche al caer
en el cubo. En el tisú
celeste va a amanecer.

Glu, glu, glu.
Se infla la espuma,
que exhala
una finísima bruma.

(Me lame otra cabra, y bala).

En cuclillas ordeño
una cabrita y un sueño.

FRANCIS:

Él no la tiene puesta en su blog y no se cual es así que no puedo ponerla.

JONATHAN:

Casida Del Sediento


Arena del desierto
soy, desierto de sed.
Oasis es tu boca
donde no he de beber.



Boca: Oasis abierto
a todas las arenas del desierto.



Húmedo punto en medio
de un mundo abrasador
el de tu cuerpo, el tuyo,
que nunca es de los dos.


CÉSAR:

"Reloj Rústico"
Aquel tajo cerril de la montaña,
el campesino y yo
tenemos por reloj:
la una es un barranco,
otro las dos;
las tres, las cuatro, otros;
la aguja es la gran sombra
de un peñasco que brota con pasión;
la esfera, todo el monte;
el tic-tac, la canción
de las cigarras bárbaras,
y la cuerda la luz... ¡Espléndido reloj!
¡Pero sólo señala puntualmente
las horas, en los días que hace sol!

ESPERANZA:

LA PALMERA LEVANTINA

La palmera levantina,
la columna que camina.
La palmera... La palmera...

La palmera que camina,
la que otea la marina,
la mediterránea era.

La que atrapa la primera
ráfaga de primavera,
la primera golondrina.

La que araña los luceros
y se ciñe los encajes de las nubes
a los zancos datileros.

La que brinda sol en grano al verderol.
La que se arroja de bruces contra el sol.

El magnífico incensario
que se mece solitario.
La palmera... La palmera...

Al final de una colina,
contra azul extraordinario...
La palmera levantina.

La palmera lo primero
que ve el ojo marinero
de los mares de levante.

La palmera la que acuna
al arcángel de la luna,
la palmera de Alicante.

Vedla, fina, palpitar en el confín.
Vedla, presa en la retina de Azorín.

Como manos compañeras,
al dejar mis anchos valles
y marchar de una mentira bella en pos,
como manos, desde fondos
de horizontes y colinas
me dijeron las palmeras levantinas,
<<¡adiós!>>

GISELA:

Tus Ojos

Tus ojos se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo de ausentes.

Tu boca se me marcha
de mi boca y regresa
con varios besos muertos
que aún baten, que aún quisieran.

Tus brazos se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.

Otero de tu cuerpo,
aún mi calor lo vence.

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